Sabes que no es un día mas, desde que te levantas tienes algo que te recorre el cuerpo, que te impide concentrarte para hacer nada. Imposible echarte la siesta y mucho menos estudiar, sabes que es un día especial. Ansias que llegue el momento, que sean las 8.30 de la tarde pero aun queda una hora, desde el día anterior ya sabes que te vas a poner y que zapatillas te vas a calzar, tu polo con los colores de la enseña nacional, nada de esa mierda de camiseta de amstel apoyando a la “roja” sabes que España no es un negocio. Te pones tu Adidas original y te encaminas al bar, los nervios te comen por dentro y es inevitable que en tu camino se te escape algún que otro cantico, y también es inevitable acordarte de todos los hijos de mala madre que reniegan de su patria y ahora son de Alemania pero antes habían sido de Chile o Portugal. Por fin llegas a tu segundo hogar, hay un problema, aun queda media hora e intentas matar los nervios con un par de botellines y hablando con los parroquianos de siempre, en su mirada se refleja que es uno de los partidos más importantes de nuestra miserable vida de futboleros y borrachos empedernidos. Por fin llega el momento, tú jarra de cerveza y futbol, sabes que en esos 90 minutos nada más te importa toda pasa a un segundo plano. Y por fin llega el momento, saque de esquina, centro, remate….cuando se mascaba la prorroga y después de alguna que otra ocasión perdida y que ya empezabas a lamentar…un gol que jamás olvidaras que bien vale una final y que te lleva a un punto de exaltación como ningún otro. Estamos en la final de un mundial algo nunca pensé que vería, acabo de ver el gol y aun se me sigue poniendo la carne de gallina, solo puedo decir una cosa ¡VIVA ESPAÑA!
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